Autonomía
Raúl Arias Lovillo
Raúl Arias Lovillo
La coyuntura política universitaria y lo ocurrido en la legislatura local la semana anterior, donde los diputados Eric Lagos y Margarita Guillaumin, expresaron su compromiso con la autonomía de la Universidad Veracruzana, ante la actitud injerencista del diputado Antonio Remes, me obligan a hacer algunos comentarios sobre este asunto clave para la vida de las universidades de México.
En primer lugar, recordar que la autonomía es la esencia de la universidad pública. La autonomía es un principio que consagra la capacidad jurídica de las universidades para autogobernarse, para administrar sus recursos y para decidir sobre sus proyectos académicos.
Históricamente, es una conquista política de los movimientos universitarios que rompieron con las estructuras autoritarias de los gobiernos dictatoriales del cono sur de nuestro continente. En 1908, en Montevideo, en 1918 en Buenos Aires, las luchas por la libertad de cátedra y el derecho de los estudiantes a formar parte de las estructuras de gobierno de las instituciones, fue como una clarinada que se escuchó en el resto de América Latina.
En México, el movimiento por autonomía de la Universidad Nacional de México de 1929, no fue el primero que se dio en el país, pero sí el más emblemático por el impacto en las relaciones del gobierno federal con las instituciones de educación superior.
A lo largo del siglo, las universidades públicas estatales fueron conquistando una a una las leyes orgánicas que les conferían su autonomía. Varias de estas leyes fueron resultado de largas luchas, algunas de ellas cruentas. Muchos universitarios perdieron la vida en defensa de la libertad y del derecho a dirigir los destinos de sus casas de estudio.
La autonomía puede considerarse un derecho y un principio conquistado por las comunidades académicas de las universidades públicas. La nuestra, la autonomía de la Universidad Veracruzana se decretó hace doce años. Es una autonomía joven como joven es nuestra institución. Pero hoy, como lo he dicho otras veces, gracias a la autonomía, la Universidad Veracruzana es más madura, más respetada y mucho más estable académicamente que en el pasado.
La autonomía ha sido el principio sobre el cual han descansado los avances académicos, la evaluación de nuestros docentes, los mecanismos de ingreso de nuestros estudiantes, la permanencia y promoción del personal académico. Es este principio lo que nos ha permitido recuperar el tiempo, actualizarnos y abrirnos paso hacia el futuro.
El derecho de los universitarios al autogobierno, esto es, a tomar las riendas del destino de la institución, implica un ejercicio de responsabilidad. No se trata de una autonomía para aislarnos o cerrarnos al mundo exterior; la autonomía es justamente lo contrario: es apertura a los nuevos vientos que trae el conocimiento nuevo; es disposición al diálogo con todos los actores sociales. La vocación crítica de los universitarios ha condensado sensatez, inteligencia y participación.
Es necesario precisar y apreciar la labor de la Junta de Gobierno. Desde el momento mismo en que la ley de autonomía de la Universidad Veracruzana le confirió el deber de nombrar a las autoridades universitarias, se convirtió en el organismo garante de la autonomía. Todos los miembros de la Junta de Gobierno son nombrados por el Consejo Universitario General y esto quiere decir que la comunidad universitaria en su conjunto, es la responsable de tomar en consideración los atributos académicos y morales de cada uno de sus miembros.
Desde hace doce años, nuestra capacidad de autogobierno, nos ha permitido diseñar nuestras reglas internas. Es así como la Junta de Gobierno establece las bases de la convocatoria para designar a las autoridades universitarias. En el cumplimiento de sus funciones, la vida institucional y la legalidad de la Universidad Veracruzana, queda bajo la custodia legítima de la Junta de Gobierno.
Durante toda esta etapa, los universitarios hemos decidido los destinos de la institución; hemos ejercido a plenitud la libertad de cátedra y de investigación. Gracias a la autonomía, la Universidad Veracruzana ha logrado estabilidad política y desarrollo académico.
Asimismo, hemos demostrado que tenemos la suficiente madurez como Universidad para convivir en la discrepancia, para respetar y alentar la actitud crítica; para reconocer la pluralidad de ideas y opiniones que expresan académicos, estudiantes, investigadores, y trabajadores y, construir un proyecto común, que lleva el sello de una Universidad incluyente, abierta, humanista y libre.
Por todo ello, el Primer Foro Universitario que hoy se inicia en Xalapa, es expresión pura de la fortaleza autonómica de la Universidad Veracruzana.
En primer lugar, recordar que la autonomía es la esencia de la universidad pública. La autonomía es un principio que consagra la capacidad jurídica de las universidades para autogobernarse, para administrar sus recursos y para decidir sobre sus proyectos académicos.
Históricamente, es una conquista política de los movimientos universitarios que rompieron con las estructuras autoritarias de los gobiernos dictatoriales del cono sur de nuestro continente. En 1908, en Montevideo, en 1918 en Buenos Aires, las luchas por la libertad de cátedra y el derecho de los estudiantes a formar parte de las estructuras de gobierno de las instituciones, fue como una clarinada que se escuchó en el resto de América Latina.
En México, el movimiento por autonomía de la Universidad Nacional de México de 1929, no fue el primero que se dio en el país, pero sí el más emblemático por el impacto en las relaciones del gobierno federal con las instituciones de educación superior.
A lo largo del siglo, las universidades públicas estatales fueron conquistando una a una las leyes orgánicas que les conferían su autonomía. Varias de estas leyes fueron resultado de largas luchas, algunas de ellas cruentas. Muchos universitarios perdieron la vida en defensa de la libertad y del derecho a dirigir los destinos de sus casas de estudio.
La autonomía puede considerarse un derecho y un principio conquistado por las comunidades académicas de las universidades públicas. La nuestra, la autonomía de la Universidad Veracruzana se decretó hace doce años. Es una autonomía joven como joven es nuestra institución. Pero hoy, como lo he dicho otras veces, gracias a la autonomía, la Universidad Veracruzana es más madura, más respetada y mucho más estable académicamente que en el pasado.
La autonomía ha sido el principio sobre el cual han descansado los avances académicos, la evaluación de nuestros docentes, los mecanismos de ingreso de nuestros estudiantes, la permanencia y promoción del personal académico. Es este principio lo que nos ha permitido recuperar el tiempo, actualizarnos y abrirnos paso hacia el futuro.
El derecho de los universitarios al autogobierno, esto es, a tomar las riendas del destino de la institución, implica un ejercicio de responsabilidad. No se trata de una autonomía para aislarnos o cerrarnos al mundo exterior; la autonomía es justamente lo contrario: es apertura a los nuevos vientos que trae el conocimiento nuevo; es disposición al diálogo con todos los actores sociales. La vocación crítica de los universitarios ha condensado sensatez, inteligencia y participación.
Es necesario precisar y apreciar la labor de la Junta de Gobierno. Desde el momento mismo en que la ley de autonomía de la Universidad Veracruzana le confirió el deber de nombrar a las autoridades universitarias, se convirtió en el organismo garante de la autonomía. Todos los miembros de la Junta de Gobierno son nombrados por el Consejo Universitario General y esto quiere decir que la comunidad universitaria en su conjunto, es la responsable de tomar en consideración los atributos académicos y morales de cada uno de sus miembros.
Desde hace doce años, nuestra capacidad de autogobierno, nos ha permitido diseñar nuestras reglas internas. Es así como la Junta de Gobierno establece las bases de la convocatoria para designar a las autoridades universitarias. En el cumplimiento de sus funciones, la vida institucional y la legalidad de la Universidad Veracruzana, queda bajo la custodia legítima de la Junta de Gobierno.
Durante toda esta etapa, los universitarios hemos decidido los destinos de la institución; hemos ejercido a plenitud la libertad de cátedra y de investigación. Gracias a la autonomía, la Universidad Veracruzana ha logrado estabilidad política y desarrollo académico.
Asimismo, hemos demostrado que tenemos la suficiente madurez como Universidad para convivir en la discrepancia, para respetar y alentar la actitud crítica; para reconocer la pluralidad de ideas y opiniones que expresan académicos, estudiantes, investigadores, y trabajadores y, construir un proyecto común, que lleva el sello de una Universidad incluyente, abierta, humanista y libre.
Por todo ello, el Primer Foro Universitario que hoy se inicia en Xalapa, es expresión pura de la fortaleza autonómica de la Universidad Veracruzana.
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